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Panorama Covid

TEXTO: JOSE NIEBLA

2020 está siendo un año sin precedentes, un giro radical de guión en el que hemos tenido que reinventarnos a todos los niveles y aprender a evolucionar a marchas forzadas. Muchos proyectos han comenzado y otros, desgraciadamente, se han visto paralizados o pospuestos para más adelante sin una fecha exacta. Ahora, más que nunca, el presente se reivindica como el único pasaporte válido a una existencia que muta y se transforma en cuestión de días.

En este año en el que hemos abrazado un futuro donde no podemos besar a nuestros seres queridos, pero paradójicamente, estamos más conectados que nunca, hemos querido hacer un pequeño recorrido y ver cómo han vivido esta situación algunos de los sectores a los que esta crisis ha sacudido con más fuerza.

La decisión de varios países europeos de no recomendar los viajes a España, ha traído consecuencias especialmente llamativas para el turismo en Canarias, una comunidad  que atrajo el año pasado a 13 millones de turistas extranjeros. Aunque muchos de estos países, como Alemania, Austria o Suiza, excluyen a las islas de este veto, la situación está siendo particularmente crítica.

Para Mónica Rubio, subdirectora del Hotel Bahía Príncipe (Adeje), la sensación de desamparo e impotencia ha sido inmensa: “Las cuarentenas implantadas por los países que más turistas nos enviaban, como Reino Unido, han dejado a los pocos hoteles que decidieron abrir, en la cuerda floja continuamente. En el caso del hotel dónde trabajo, hemos tenido una buena ocupación gracias a los desvíos de los que no han podido abrir sus puertas y al turismo español, que suponía un 60% de la ocupación”.

“En comparación al año pasado, las pérdidas han sido altísimas y la previsión no es nada esperanzadora teniendo en cuenta que comienza el invierno y los países nórdicos de momento  siguen vetando a España como destino vacacional. Si no cambian mucho las cosas o sucede un milagro, las posibilidades de un segundo cierre son muy reales pero tenemos la esperanza de que el año que viene, aunque tengamos que seguir con medidas de seguridad, se normalice la situación”.

Precisamente el turismo nacional y local ha optado por elegir las islas menores como destino favorito para pasar las vacaciones: La Gomera, La Palma y, especialmente, El Hierro, tras el éxito de la serie de Movistar. La clave está en su escaso nivel de contagios y un modelo turístico centrado en la naturaleza y en viviendas rurales, alejado de las masificaciones de otros destinos.

Lila Suárez, una de las responsables del Hotel Punta Paradiso, en Punta del Hidalgo, nos cuenta su experiencia:

“Nuestro alojamiento estaba en un buen momento antes del Covid. A pesar de haber abierto solo cuatro meses antes, teníamos una ocupación altísima y estaba yendo genial. En nuestro caso, al ser un negocio tan pequeño, en el que nosotras somos las únicas empleadas, sabíamos que desde que hubiese oportunidad de abrir podríamos hacerlo con todas las garantías. No es lo mismo que en el caso de grandes hoteles; a nosotras nos merece la pena abrir aunque solo sea para tener dos habitaciones ocupadas. En los últimos meses, la ocupación ha bajado bastante y sobre todo hemos recibido a gente de las islas. Ha cambiado el trato con el huésped, la mascarilla lo hace un poco más distante, pero también se ha convertido en una oportunidad para darle vueltas a nuevas posibilidades del espacio; para buscar otra manera de aprovecharlo, volcándonos más en la gente del lugar, que era lo que queríamos hacer desde el principio. Son momentos en los que sabemos que cualquier reserva, evento, proyecto o decisión es más vulnerable que antes”.

El sector cultural ha vivido también importantes transformaciones. Los cines, teatros y museos se han convertido en refugios, lugares seguros a los que resulta necesario acudir para escapar del ruido y el caos. Del revuelo que no cesa.

Museos como el TEA y el MUNA, han retomado su actividad normal de exposiciones, con las medidas pertinentes. En el ámbito de las artes escénicas, hemos tenido una buena noticia: una nueva sala ha abierto sus puertas en Santa Cruz de Tenerife; se trata del Espacio La Granja, que ha comenzado su actividad con una programación cuidada y prometedora. Mientras tanto en La Laguna, el Teatro Leal, no ha cerrado por vacaciones, y ha seguido ofreciendo durante julio y agosto, una programación variada, con espectáculos para todos los gustos.

Todos ellos, aunque han reducido sus aforos, cumplen con un estricto protocolo de seguridad e higiene, y han adaptado sus espacios para garantizar una experiencia profesional y responsable.  La cultura es segura.

Si en el sector cultural, parece que las cosas han ido avanzando poco a poco hacia una nueva normalidad, en el ocio nocturno, las cosas no han funcionado como se esperaba. Debido al aumento de los rebrotes en las islas, el 20 de agosto, una nueva medida del Gobierno de Canarias, ordenaba el cierre completo de las actividades de ocio nocturno, con el consecuente varapalo que suponía para todos los trabajadores relacionados con el sector (Dj’s, técnicos de imagen y sonido, salas de conciertos, estudios, locales de ensayo, sellos discográficos, promotores, y un largo etcétera). También para eventos multitudinarios, el gobierno exige ahora que estén sujetos a la previa autorización de las autoridades sanitarias para su evaluación, sean nocturnos o diurnos.

En algunos casos hemos visto como la cosa ha comenzado a funcionar: el PHE Festival, ha celebrado en Puerto de la Cruz, una edición limitada con todas las garantías de calidad, y un aforo bastante reducido pero con el público igual de entregado que siempre. El festival, que ha traído a invitados de la talla de Sidonie, Cupido, Hidrogenesse o Novedades Carminha, ha vuelto a convertirse en la mejor alternativa para vivir el verano del amor, como indica su campaña publicitaria. Festivales de siempre como el mítico Canarias Jazz Heineken ha celebrado su vigesimonovena edición, también con restricciones; pero otros como Tropicalia, en los que el baile y el buen rollo son marca de la casa y en donde es difícil mantener la distancia social por razones obvias, ha tenido que suspender sus ediciones de verano que siempre eran una cita ineludible. Carlos, uno de sus responsables, nos lo explica:

“Al principio éramos optimistas y creíamos que pasaría todo rápido, pero al ir viendo el desarrollo de la movida, preferimos no seguir adelante porque, haberlo hecho ciñéndonos a la normativa vigente, habría sido ir en contra de la esencia de nuestros eventos. Tropicalia es desparrame, alegría, disfraz, música, besos, abrazos y desfase en la pista de baile. Qué sentido tiene hacer un evento con reservados y sentados, si cuando estábamos bien, nunca pusimos ninguno.

El sector está destrozado; quién tiene un segundo curro, escapa; quién no, lo estará pasando mal, y lo pasará aún peor. A nosotros no nos afecta tanto porque tenemos otros oficios y, al fin y al cabo, vamos tirando. Intentamos no perder la esperanza, pero pinta mal. Hay quien dice que esta es la normalidad actual y hay que adaptarse y acomodarse de la mejor manera posible, pero yo creo que en algún momento volveremos a lo de antes, no sé si dentro de un año, dos o cinco, pero volveremos. Porque si esto sigue así, y se normaliza… adaptarnos no tiene sentido. Ni tampoco hacer un evento. No me interesa ni vivir en una ciudad. Las ciudades sin ocio y sin cultura no tienen mucho sentido.”

Salas como Trash Club en La Laguna, tomaron la decisión de no abrir. Sus propietarios, Dani y Yeray, lo explicaban en sus redes sociales con un comunicado del que rescatamos un extracto: “A día de hoy los locales de ocio nocturno pueden abrir con determinadas restricciones. No obstante, queremos garantizar la seguridad de nuestro público y ofrecerles una experiencia acorde con nuestra filosofía de club. No creemos en los clubs con prohibiciones para el baile, no queremos un Trash Club a medias; Nos volveremos a ver cuando las circunstancias permitan una experiencia completa”.

Trabajadores en el paro, ERTES, despidos, incertidumbre… para muchos, continuar con su actividad empresarial, ha sido toda una odisea y para otros como Laura Quintana, propietaria de la tienda de ropa, Plastic People (La Laguna), una reinvención.

”Tuve que cerrar, pero sorprendentemente, durante estos meses he facturado más que el año pasado. En el confinamiento comencé con la venta online a través de las redes y la experiencia ha sido un éxito, tanto es así que ahora estoy ultimando el lanzamiento de la página web, que saldrá próximamente”.

Una idea, la del comercio online, en la que coincide con otra compañera del gremio, Laura Soriano de Dicky Morgan (La Laguna), para la cual esta experiencia ha sido un aprendizaje:

En mi caso particular, no sé si es porque durante el confinamiento tuve mucha actividad en redes o por la conciencia que ha cogido la gente de apoyar al comercio local, pero si tuviera que hacer un análisis de mi negocio, te diría que para ser esta época del año, y teniendo en cuenta que no hay prácticamente turismo, la verdad es que me ha ido bastante bien; no te podría hablar de porcentajes, pero las ventas han subido con respecto a otros años.

Yo soy optimista porque mi naturaleza es así, pero sé que no me puedo confiar; el hecho de que ahora mismo me esté yendo bien no significa nada. Intento ser realista, porque esto es algo que cambia día a día y no sabemos lo que va a pasar el mes que viene. A veces intento no pensar ni darle muchas vueltas, y a nivel empresarial estar abierta y tener la flexibilidad de poder adaptarme a lo que venga, porque esto es algo completamente nuevo y no sabemos cómo va a evolucionar”.

En otros comercios como las librerías y las tiendas de discos, negocios que viven de una clientela fiel y constante, esta situación se ha vivido también de una forma particular. Fernando, encargado de la tienda de discos Jumping Man (La Laguna), nos cuenta que:

“Prácticamente no ha cambiado nada con respecto a años anteriores, es más, las ventas han aumentado considerablemente. Entiendo que es una mezcla de factores la que ha propiciado esta beneficiosa situación: la gente no sale de las islas por miedo al Covid o por quedarse aislado de cuarentena en el lugar de destino; también hay una mayor concienciación de los consumidores para apoyar los negocios locales. En cualquier caso se ha notado un considerable aumento en las ventas. A nivel personal, todo es más complicado y frío con los clientes debido a las medidas aprobadas; se habla menos y el trato es más distante”.

Para Noe, propietaria, de la Librería El PaSo (La Laguna), esta experiencia ha sido, cuanto menos, desconcertante:

“La librería cerró el 13 de marzo, como la mayoría de negocios, pensando sinceramente que estaríamos el fin de semana en casa, a la expectativa, a ver qué ocurría. Después, durante las siguientes semanas, pasó todo lo que pasó y la verdad que lo veía todo bastante oscuro (gris tirando a negro). En la librería, desde que se pudo abrir las puertas a los clientes, pasamos primero por la fase de atender con cita previa, que era un poco caótico porque estoy yo sola y tenía que encargarme de todo; luego cuando empecé a abrir, lo hice con el aforo limitado y todavía a día de hoy lo sigo manteniendo. La situación actual para mí sigue siendo un poco extraña, pero creo que es más práctica porque ahora cuando salimos a la calle a comprar algo lo hacemos porque vamos a buscar algo en concreto, porque creo que es bastante incómodo hacer tu vida normal con una mascarilla, estar haciendo cola, etc.

Con respecto a años anteriores, viéndolo un poco por encima, creo que ahora la facturación está siendo mejor. No creo que sea porque seamos más conscientes de que tenemos que leer más, pero sí creo que tiene mucho que ver con la cantidad de personas que este año no han podido viajar en vacaciones.

A corto – largo plazo, me cuesta bastante pensar en una campaña de navidad en estas condiciones, pero como todo va cambiando cada semana no sé yo, de aquí a diciembre, en qué condiciones estaremos para atenderles. Esperemos que en mejores o por lo menos similares a las de ahora”.

Canarias ha experimentado desde hace unos años un importante auge en el terreno audiovisual. Grandes superproducciones de Hollywood, series de televisión, y campañas de publicidad, eligen las islas como plató para sus rodajes, por su impresionante riqueza paisajística y sus atractivos incentivos fiscales. Esta crisis ha paralizado algunos rodajes, como el de la segunda temporada de ‘Hierro’, y ha obligado a retomar otros, con un exhaustivo protocolo de medidas de seguridad. En el caso de Canarias, Juanmi Márquez de la productora La Creme Films, nos explica que:

Antes de empezar la cuarentena teníamos el proyecto de una película,  que hemos tenido que aplazar, y ahora estamos abriéndonos a otros campos, haciendo cosas de animación, creatividad… Profesionalmente veníamos de estar por medio mundo trabajando en proyectos interesantes, y de repente llegamos y nos encerraron. Veníamos con muchas expectativas, con ganas de currar en trabajos internacionales que de momento  se han paralizado o no van a salir. A nivel profesional, si no podemos salir a trabajar, el 90% de nuestro trabajo no lo podemos hacer. Los rodajes ahora son mucho más complicados que antes, porque si los actores o los modelos, no puedes mantener un metro y medio de separación, hay que hacer pruebas Covid.

Además hay que tener gel hidroalcohólico, señalética, pruebas PCR para los actores, más personal de maquillaje con elementos de maquillaje de un solo uso…  Los rodajes siguen siendo más o menos iguales, pero todo es más difícil de montar.

El ritmo de trabajo ha cambiado mucho, a nosotros se nos cayeron como cuatro campañas que estaban ligadas al turismo. Al no haber turismo, quieras que no, aquí en Canarias todo es un gran lastre. Si en otros años por estas fechas habíamos hecho diez spots, este año hemos hecho cinco, ha sido un palo. La cosa se está volviendo a recuperar, pero va muy lenta”.

De rodajes también sabe mucho Patri Cos, que ha trabajado como Jefa/Coordinadora de Producción, Arte y Localizaciones, dentro y fuera de Canarias.

“En mi caso, hice una publi en Tenerife a principios de marzo, al día siguiente de cerrar el proyecto nos confinaron, y cuando acabó el confinamiento, tuve la suerte de irme a Madrid a hacer ‘The Human Voice’, el corto de Pedro Almodovar con Tilda Swinton. Un regalo de esos que no pasan a menudo. Volví a Canarias y me llamaron para un videoclip que acabo de terminar. En mi caso personal, a pesar de las dificultades que supone ahora mismo un rodaje en medio de esta situación, he tenido mucha oferta de trabajo.

Un rodaje con Covid es mucho más duro en algunos campos y más sencillo en otros. Más duro se hace el control de entregas de EPIs, con protocolos de firma de recepción de material, controles de temperatura, cantidad de personas que pueden viajar en una van, mascarillas puestas en todo momento y las FPP2 obligadas si estás en set de rodaje, distancia de seguridad o manipulación de equipo técnico (desde no poder compartir algo tan básico como un boli o un teléfono, a no poder tocar equipo de cámara o de decoración si no lo han desinfectado previamente). En la parte más sencilla destacaría, por ejemplo, el catering de mantenimiento que tiene que haber mientras estás rodando. En este campo, ahora todo está mucho más simplificado. Solo se utilizan cosas que estén envueltas individualmente y fruta”.

Por lo pronto, no sabemos qué va a pasar la próxima semana ni tampoco dentro de un mes, de lo que sí estamos seguros es que cuando leas este artículo puede que todo haya cambiado y esto solo sea la prueba de que en algún momento de nuestras vidas, la realidad superó a la ficción. Y estuvimos ahí.

Está sonando:

Sufjan Stevens: ‘Video Game’